jueves, 9 de abril de 2009

Cosas que pasan





Hace ya algunos años, Tito Expósito, Cándido Hernández, de la Editorial Benchomo y una servidora, se pusieron de acuerdo para poner en marcha una asociación de editores. Buscábamos entre otras cosas, crear un frente común ante nuestras instituciones públicas, en demanda de un poco de respeto por el trabajo que el sector realizaba, y el establecimiento de fórmulas de colaboración que fueran objetivas y así, ayudar a crear políticas de apoyo y fomento empresarial (entre otras miles de cosas).
Alrededor de diez años después, seguimos intentando ser un sector, solo que, creo poder decir, es una servidora la que más empeño pone en el tema. No sé muy bien porqué, la verdad. Creo que me he llevado más palos y más decepciones intentando encaminar esta idea que con cualquier otra cosa que he puesto en marcha. Sin embargo, una y otra vez lo vuelvo a intentar. Quizás es que de verdad creo en ello.
El caso es, que hace un par de días, unas desagradables frases de nuestra consejera de educación, a la que dedicaré unos cariñosos párrafos mañana o pasado, hizo que indignada me pusiera nuevamente en contacto con el sector editorial canario, para ver si entre todos, llevabamos a cabo una acción conjunta. Efectivamente, y al contrario de lo que pasaba antes, muchos contestaron, participaron y propusieron ideas. Sin embargo, entre los mail recibidos, me llegó uno, de alguien que precisamente sabe, los palos y los problemas que hemos tenido en la editorial, por ser yo precisamente, la que siempre salga en defensa del sector, emita comunicados, hable con la prensa etc, etc.
El mail, venía a decir en un resumen corto para no aburrir, que había incumplido mi compromiso de enviar a los medios de comunicación una carta de protesta referente a las condiciones y criterios de las coediciones con el gobierno, que yo le había escrito un mail, que si quería me lo reenviaba, donde decía claramente que "la proxima semana" lo enviaba, y que no solo no lo había hecho, sino que además se había quedado sorprendia, cuando vio una entrevista mía en el periódico, en la que había aprovechado para hablar de mi editorial.
La verdad es que la sorpresa de recibir ese mail, que tuve que leer varias veces para terminar de creérmelo, dejó paso a la indignación, y un día más tarde, al hecho de que esté desvelada a las 3 de la mañana dándole vueltas al tema, lo cual, me cabrea bastante, porque yo debería estar descansando y durmiendo.
Que uno reciba este tipo de contestaciones que te sacan de quicio, del sector público, pues uno hasta se lo espera. Pero que sea alguien del sector, al que considero no le debo nada, por el que vengo trabajando desinteresadamente años y años, sin ningún tipo de retribución, evidentemente sin reconocimiento, que ni lo quiero ni lo pido, empujando, intentando mantener en contacto a todos y un largo etcétera que no merece la pena comentar, me venga con unas exigencias a todo punto absurdas, y encima me tache de utilizar este tipo de acciones para promocionarme personal y profesionalmente es algo que me ha superado.
El lunes, le escribiré al sector comentándoles que me retiro. Que se acabó. Que estoy harta. Y que ya no voy ha hacer nada más. Lo que haga de ahora en adelante, lo haré en nombre de Baile del Sol, con el beneplácito de mi socio editor, que es quien aguanta junto a mí, los recortes presupuestarios del gobierno cada vez que se me ocurre decir lo que pienso (lo que pensamos).
Y ahora, una vez vomitado mi malestar, y viendo a mis gatos dormir a pierna suelta, me voy ha hacer lo propio.


LA PIEZA

Cuando nací me pusieron

una pieza de Lego en mi mano

con una nota que decía:

sólo hay otra pieza

-de entre un millón-

que pueda encajar con la tuya,

podrás encontrarla

a lo largo de tu vida,

o no.

Esa pieza

está hoy a mi lado

eres tú.

Rosana Popelka. 23 Pandoras. Baile del sol 2009